¿Cómo están afrontando las PyMEs la transición de la voluntariedad a la obligatoriedad en sus políticas de RSE?
La definición tradicional de la RSE como «la contribución activa y voluntaria de las empresas a la mejora social, económica y ambiental en la comunidad dónde operan con el objetivo de aumentar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido» ha dejado de ser totalmente vigente porque esta contribución ya no se puede considerar estrictamente voluntaria.
Nos hemos cuestionado por qué las empresas comienzan a desarrollar su RSE y empezamos preguntándonos:
- ¿Es realmente voluntaria esta contribución de las empresas a la sociedad para devolver (en parte) los rendimientos y recursos que extraen de la misma?
- ¿Los esfuerzos de las empresas por comportarse de una manera responsable, transparente y sostenible emanan de la voluntad de sus gestores?
- ¿Responden a una pulsión interna de sus accionistas o con la intención de mejorar la sociedad?
- ¿Buscan siempre algún tipo de retorno o beneficio directo o indirecto como reputación, eficiencia o compromiso?
- ¿Es respuesta forzosa a las obligaciones y directrices de sus principales stackeholders?
La respuesta a todas estas preguntas es sí. Todas estas razones se combinan en distintas proporciones para conducir a una empresa al diseño y ejecución de un plan estratégico de RSE. Existe, por tanto, un delicado equilibrio entre estas distintas motivaciones.
En el caso particular de las PYMES, nos encontramos en no pocas ocasiones con que la falta de mecanismos y sistemas de control hacen que determinadas empresas no sean conscientes de estar incumpliendo estas nuevas obligaciones legales o estar omitiendo determinados requerimientos que emanan sus grupos de interés.
Esto unido a que la normativa evoluciona rápido y en ocasiones salen leyes sin un proceso madurativo suficiente, de compleja redacción y difíciles de interpretar, hacen necesario que estas organizaciones cuenten con un recurso específico para la planificación y control de la RSE, o un acompañamiento y asesoramiento externo.
¿Cómo están configurando la estrategia de RSE de las empresas españolas las demandas de los diferentes stakeholders?
En los últimos 2-3 años están llegando un buen número de empresas que nos piden planes estratégicos de sostenibilidad ó proyectos de RSE porque se lo está pidiendo un grupo de interés concreto. Esto es una novedad para muchas PYMES y, a menudo, no saben como enfocar estos requerimientos de manera concreta, eficaz y económica.
Un buen ejemplo son clientes que nos piden un plan estratégico, un código ético, un plan de igualdad o el cálculo y certificación de la huella de carbono porque se lo exige una empresa cliente para poder operar con ella. Ahí se ve el efecto tractor de las grandes empresas, que a través de la integración de criterios de sostenibilidad en la relación con sus empresas proveedoras, tienen un impacto incentivador muy positivo en las empresas mas pequeñas que les suministran. A veces, son la propias empresas las que detectan una ventaja competitiva por implantar determinadas medidas de RSE y no esperan a que la empresa cliente se lo solicite.
Otro ejemplo muy significativo son empresas pequeñas que licitan a un concurso publico y que necesitan cumplir con cláusulas sociales para ganar puntuación. Uno de los principales motores que activan la sostenibilidad empresarial son las crecientes obligaciones de cumplimiento de nuevas normativas Europeas y nacionales. Basta como ejemplos las directivas de reporting no financiero, la nueva normativa de taxonomía o la reciente directiva de due diligence de sostenibilidad.
También estamos experimentando casos de sectores tradicionalmente algo refractarios a la introducción de estrategias y medidas de RSE que nos solicitan estos servicios ahora porque inversores, entidades financieras o patrocinadores se lo están comenzando a exigir para darles soporte financiero
La voluntad de la UE para canalizar la inversión empresarial hacia actividades sostenibles tendrá un efecto trascendental en las vías de financiación de las empresas en el medio plazo. Todo sustentado sobre la base de crear seguridad jurídica e impedir el greenwashing, a través de la definición de las actividades que son medioambientalmente sostenibles.
En determinados sectores B2C es el consumidor, que está incorporando nuevos criterios de sostenibilidad en la decisión de compra, como la trazabilidad, la sostenibilidad, la producción responsable, etc. Es el que determina en buena medida la estrategia de RSE de diferentes empresas.
Para terminar, otro grupo de interés que tiene un poderoso efecto motor de desarrollo de nuevas estrategias RSE son las propias personas de las organizaciones. Se convierte en tarea crucial para una empresa, independientemente de su tamaño, el contar con una sólida y coherente estrategia de RSE para atraer y retener talento.