• La sostenibilidad avanza a pesar del contexto socio-económico en el que nos encontramos

La coyuntura socio-económica y geopolítica en la que nos encontramos no ha mermado el interés de las compañías y del colectivo inversor en su apuesta y compromisos con los valores sociales, ambientales y de gobernanza. Los aspectos ASG siguen teniendo visibilidad y se plantean como la mejor solución para abordar los grandes retos sociales y políticos.

  • Los aspectos ASG se han politizado

A pesar de que sostenibilidad es cada vez más considerada como elemento central de las entidades y del colectivo inversor, por su carácter pragmático (las inversiones con criterios ASG resultan más rentables a largo plazo) y de necesidad (recursos limitados y efectos devastadores del cambio climático), estamos asistiendo a una polarización sobre algunas iniciativas promovidas desde el ámbito de la sostenibilidad, por parte de algunos partidos o corrientes políticas.

  • El colectivo inversor y las empresas siguen apostando por las finanzas sostenibles

Durante la última década, las compañías han incorporado los aspectos de sostenibilidad en su toma de decisiones, y la comunidad inversora ha integrado criterios ASG por valor de más de 35 billones de euros. En 2023 las empresas están trabajando en mejorar sus objetivos climáticos de cara a una esperada y creciente presión de los/as inversores/as institucionales, que tienen sus propios objetivos de emisiones netas cero que cumplir.

  • La gestión de las cadenas de suministro es una prioridad estratégica

La gestión de los/las proveedores/as desde el punto de vista de ASG es una prioridad estratégica este año ante un contexto regulatorio cada vez más exigente. Desde la perspectiva climática, las compañías están aún lejos de disponer de una hoja de ruta de descarbonización en sus cadenas de valor.

  • La acción climática y la transición justa van de la mano

La acción por el clima está cada vez más en el centro de las empresas y comienza a estar basada en una transición justa, de manera que vincula los derechos humanos, la reconversión económica y el mundo laboral con los objetivos de la Agenda 2030. La clave es re-enfocar los incentivos, políticas y acción pública y privada hacia una visión completa que integre la conservación junto con estrategias de mitigación y adaptación climática aceleradas y los cambios en los patrones de consumo y producción.

  • La biodiversidad es ahora el centro de la sostenibilidad

Además de los esfuerzos por alcanzar en 2050 la Neutralidad en Carbono o Net Zero, en inglés, para 2030 se persigue alcanzar también lo que se denomina Positivo en Naturaleza o Nature Positive, en inglés. Para ello es clave la transición energética, la mejora del acceso a las energías renovables, y la financiación privada en naturaleza, a través de inversión en soluciones más sostenibles en sectores como la agricultura y las materias primas; desvinculando la producción de productos básicos y la deforestación, y reduciendo en gran medida la pérdida de biodiversidad.

  • La sostenibilidad se convierte en un aspecto clave en la atracción y retención del talento

La atracción, desarrollo y retención del talento empieza a ser un factor de riesgo para diversos sectores y, para combatirlo, la sostenibilidad se está erigiendo en un factor clave. La flexibilidad en los modelos de trabajo o el bienestar, sumados al propósito de la empresa o su desempeño en los ámbitos ASG, deben ocupar una posición central en la propuesta de valor al empleado/a.

  • La medición del impacto social cobra cada vez más relevancia

Las organizaciones están comenzando a desarrollar estrategias cada vez más complejas de impacto en la sociedad y a afrontar su responsabilidad ampliada en la cadena de valor o ante la creciente crisis de desigualdad. Este año el foco radica en la estandarización de la medición del impacto social, a la espera de los avances de la taxonomía social en Europa.

  • La innovación tecnológica es una palanca para el impulso de la sostenibilidad

La digitalización se consolida como una palanca robusta a favor del desarrollo sostenible. La inteligencia artificial, el blockchain y el metaverso se introducen cada vez más en la gestión empresarial. En este sentido, la ética en el uso de las nuevas tecnologías debe ser una responsabilidad compartida entre toda la cadena de valor.

  • La transparencia y calidad de los datos en el reporte es el criterio más importante del reporte para evitar el greenwashing.

Los nuevos estándares obligatorios seguirán exigiendo una adaptación continua de los marcos de reporte. La transparencia empresarial se está fortaleciendo con el fin de mejorar la atracción de inversiones y aumentar la confianza en el sector empresarial. Para evitar el greenwashing, el colectivo inversor empieza a revisar la calidad del dato, a través de procesos de digitalización y de control interno.